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MASTER PLANTS ARE NOT THE MAGIC PILL

  • Foto del escritor: Camy Lázaro San Andrés
    Camy Lázaro San Andrés
  • 4 abr 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 26 sept 2024

“La Ibogaína rescata tu alma intacta, y sólo tú puedes hacer todo el trabajo restante.”

Hace menos de 100 años que las Plantas Maestras eran un recurso reservado sólo para quienes tenían los medios y la valentía de llegar a los lugares en donde habitaban  las remotas culturas que podían o no, permitirle a uno el acceso a la experiencia.

La Ibogaína tiene un uso cultural en Gabón, Guinea Ecuatorial y etnias selváticas, los Biwiti y Pigmeos, donde es utilizada desde tiempos inmemoriales en rituales en los que toda la comunidad forma parte.



Esto es muy diferente a los rituales de psicoterapia occidental en donde el trabajo consiste en encerrar a dos personas que no se conocen de nada  en un despacho en el que se establecen roles para cada uno, y a cambio de dinero se establece una relación humana. Esto es algo inusual, pues en los 150 mil años que tenemos como especie no había ocurrido  nunca,  más que en occidente en os últimos 90 años.

En la cultura de la Ibogaína, los problemas mentales y del alma eran entendidos como problemas de des adaptación grupal, y la forma de solucionar esto era a través del trabajo con toda la comunidad. 


A penas entre los años 50 y 60, seres vegetales como Ibogaína y la Ayahuasca fueron sacados de su contexto tribal para ser usados en un contexto urbano. Lotsoft descubre que tras el consumo de Ibogaína desaparece el síndrome de abstinencia, comenzando su lucha por el uso médico de la sustancia en la cultura occidental. Claudio Naranjo usa la Iboga y la Ayahuasca en sesiones de psicoterapia, plasmando sus experiencias en varios de sus libros: Ayahuasca. La enredadera del río celestial y  The healing journey: new approaches to consciousness.


La Ibogaína, conocida botánicamente como Tabernante Iboga, no es un alucinógeo, sino que produce efectos onirogénicos. A diferencia de la Ayahuasca o LSD que con ojos abiertos el panorama de visión sigue apareciendo, en el caso de la Iboga incluso con ojos abiertos desaparece cualquier efecto visual. Tenemos aquí una sustancia que lejos de ser una panacea, tiene el potencial de reducir el deseo de consumo en adicciones a sustancias como la cocaína, opiáceos, etc. 



Pensar que la eficacia del tratamiento debe de ser la abstinencia completa es una quimera, una forma ingenua de entender la adicción. Los índices que se manejan hoy día son a cerca de la calidad de vida. Los índices de psicopatología dependen más de las circunstancias psicosociales que de la sustancia de abuso en sí misma. Por tanto, una gran e importante fase de la recuperación reside no sólo en el trabajo con la Planta Maestra, sino en el trabajo personal que viene después. Ser apoyado, contenido y reforzado en este trabajo es decisivo. La Ibogaína rescata tu alma intacta, y sólo tú puedes hacer todo el trabajo restante.


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